sábado, 2 de noviembre de 2013

Elogio del optimismo. Por Delsio Evar Gamboa


Braden a Perón: Si Ud hace todo lo que le decimos, va a ser muy bien visto en mi país.

Perón a Braden: Prefiero ser mal visto en su país, que hijo de puta en el mío



Uno ya asumió que se perdieron las PASO que de paso se ganaron. Que Clarín, La Nación y los amanuenses de Perfil saben muy bien que en Argentina no hay gobierno que dure cuatro períodos, que los pobres siempre pierden y que todo lo que pueda fracasar, terminará haciéndolo, dicho esto con la cancerígena lógica de los mercados y las corporaciones que no son garantes de la democracia precisamente, sino sus victimarios . . .


No obstante, uno mantiene su adicción al optimismo que, como reza el mataburros, es una propensión a ver y juzgar las cosas en su aspecto más favorable. Y en eso estamos.


No se trata de caer en un voluntarismo crónico por cierto, pero los hombres sabios que lo quieren mal y lo piensan peor, se burlan de ese sano empecinamiento en creer que estos son tiempos trascendentales de amaneceres, no de nuevos anocheceres.


Uno ha crecido en un país al que una oligarquía lo tiranizó a lo largo de toda su historia y lo acostumbró a pensar en su contra, que le preñó el imaginario de derrotas por venir, al que lo adoctrinó en el estúpido ejercicio de la autocrítica cruel y la victimización. Un país inducido a considerarse habitante de una semi barbarie autóctona de la que sólo con sufrimiento podría aspirar a las mieles del bienestar del primer mundo. Ya se sabe que a la derecha no le molesta que la política sea democrática, siempre y cuando la economía no lo sea. Uno viene de una generación que le sobraban ideas y utopías, por eso después le sobraron muertos. Nunca lo convencieron. No obstante, no son pocos los “progres” que suelen enmaridarse en obsceno contubernio con la derecha por el puro placer del masoquismo.


Así que ya no van más los análisis de economistas de Consultoras & Co, diciendo que vivimos un momentáneo espejismo de prosperidad pronto a transformarse en infierno para los millones que en el mercado del trabajo no son seres humanos sino meros recursos humanos . . .


Tampoco es para darle ni cinco de bola a los sicarios mediáticos portadores del “Síndrome de Hubris” con ínfulas de “periodistas independientes” y que con grosera sobredosis de autoestima, insisten con que se vive una dictadura peor que aquella que asesinaba y creía que ese festín era gratuito. Que la sangre era ajena y apenas si salpicaría las botas de algún coronel . . . ¿A uno, que fue joven y por peronista pagó con su propio cuero el aquelarre de Videla, le van a venir a contar lo que es una dictadura? Mucho menos se les cree a “pensadores” tipo Sarlo o Aguinis cuando con argumentos intelectualoides tratan de dibujar el rostro de monstruos que solo habitan en sus retorcidas maquinaciones, y que, cultivando ese espíritu de mucamo de casa rica, odian a los enemigos de sus patrones . . . Uno no se las cree ni ahí. Pero hay gente a la que Clarín y TN les ha hecho estragos en el cerebro. Es tan notoria su deformación mental que, -sin pecar de soberbio- cuando ellos van uno ya ha visto muy bien a dónde están queriendo llegar.


Lamento que muchos de los que aún no han advertido los dos modelos de país que están en juego, -esas dos Argentinas cuya simple enunciación explica el verdadero origen de un enfrentamiento histórico- aún desconozcan algo tan elemental, y que de casi todos los integrantes del rejuntado arco opositor, sólo se extraiga un combo de zombies militantes del partido del odio, que no quieren aceptar que el pasado los condena. Y no porque haya habido excelencia y perfección en las dos últimas presidencias. Para nada. Lo cual no obsta, sin embargo, para ubicar a estos últimos gobiernos por su propio peso específico, en lo más positivo que Argentina experimentó en los últimos 60 años. Sin mengua de irnos más atrás.


La democracia que surgió hace casi tres décadas, después de la tragedia procesista cívico-eclesiástica-militar, sólo sirvió para creer que recuperando el sano derecho del voto, ya estaba el “pueblo” decidiendo su futuro. Craso error. Desconocer la desmesurada extorsión de los poderes fácticos en las sombras, una vez más, jugó en contra y muy caro lo pagamos. Sólo basta memorar las consecuencias catastróficas que el modelo neoliberal produjo en la economía argentina altri tempi. El mismo que hoy, en Europa, es la más descarnada expresión del crimen organizado contra todos los países pobres y contra los pobres de todos los países.


Fueron demasiadas las circunstancias y hechos que, a lo largo de nuestra historia reciente y aún de la más remota, han sido arteramente escamoteados, disfrazados o directamente tergiversados a fin de “crear el relato” de un destino manifiesto que nos sometió a meros proveedores de materias primas sin derecho a aspirar a más. Eduardo Galeano en su Biblia “Las venas abiertas de América latina” así nos lo revela. Doy fe.


Ese brete creado por los poderosos de afuera en connivencia con los cipayos de adentro que se prenden como buitres a la carroña, fue ralentizado en muy pocas oportunidades y por no más de 25 años en total, en las 16 décadas que han transcurrido desde nuestra “organización nacional”. Punto de partida falaz para la patria que realmente debió ser . . . En los setenta te corría la dictadura, y en los noventa la miseria. Épocas en que una de las constataciones más patéticas era el sentimiento de humillación que se percibía en la gente . 


Y uno que siguió desde siempre el camino nacional y popular que eligió, y en el que no se pierde ni siquiera de noche, porque ese camino es de multitudes. Definitivamente.


Nuestra responsabilidad y capacidad para terciar en este asunto es enorme. Sería interesante que lo advirtiéramos de una buena vez. No volvamos a perder el tren de la historia.


El analfabetismo cultural como trágica letanía, se repite a sí mismo en la memoria boba. La memoria activa en cambio, nace cada día, porque ella es desde lo que fue y contra lo que fue. Tiene miedo de recordar, está enfermo de amnesia, ignorando que no hay alfombra que pueda ocultar la basura de la memoria.


Más allá de cómo resulte, la sensación de haber logrado terminar esta prieta disquisición, -un trabajo honorario y ad honorem- es de muy placentero agotamiento. Por lo que, parafraseando a Yupanqui: Si leyeron bien . . . ¡Es suficiente!


 DelsioEvarGamboa

Imagen de: http://lateclaene.blogspot.com.ar/2012/12/especial-ley-de-mediosel-sentido-comun.html

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