viernes, 1 de junio de 2012

Lanata es al periodismo lo que “Lilita” Carrió a la política . . .Por Delsio Evar Gamboa


Opinión                                                                                                                                                          
Siendo uno de sus fundadores, se quejó porque Página12, al festejar sus 25 años de historia con la verdad y la defensa de los Derechos Humanos, no lo mencionó siquiera. Él traicionó esa historia . . . ¿Qué pretendía?

En esos casos mi viejo solía decir: “Son cartas y van al correo juntos”. Y ese par de pájaros no son la excepción sino la regla . .
Partieron del mismo lugar, hicieron el mismo itinerario y arribaron al mismo devaluado destino.
Hoy el “Gordo”, en su programa dominical de canal 13, “periodismo para todos” ya desde el título -pretendida parodia de las políticas de inclusión social del gobierno- marca una agenda cargada de chauvinismo, soberbia y mal gusto. Ni hablar de sus patéticas “Investigaciones” que sólo mueven a hilaridad. Dirige sus misiles a la democracia misma con el fin de defender los intereses de la corporación monopólica, que incluyen los propios, por supuesto. Aparece ante las cámaras disfrazado de periodista esclarecido y comprometido con la ética y la moral.  Desde allí arremete con falaces impugnaciones a una política -según él- empecinada en distribuir. Algo que no soporta. Su enconado afán demoledor, irrita, sus calumnias, indignan.
La “Gorda” Lilita a su vez,  no logró convencer a nadie y el 98,5% del electorado le dio la espalda a sus alucinaciones apocalípticas.
Algunos dicen que Lanata cambió; que en los noventa estaba comprometido con ideas progresistas y que ahora hace exactamente todo contrario; que apenas unos años ha, se mostraba enemigo del monopolio Clarín con el que ahora está aliado; sostenía que esa corporación era un pulpo que controlaba la vida de todos los argentinos y hoy, es la más débil; que antes defendía los intereses nacionales y ahora es un cipayo de los intereses foráneos.
Este consecuente voyeur de la realidad con sus conceptos en orden, puede llenar innumeras páginas del antes y el ahora de este mercenario de los medios, pero la idea central ya está planteada y para muestra basta un botón, o unos cuantos, pero nunca todos. En cambio, piensa que Lanata no ha mutado tanto con relación a aquel cerril fundador de Página/12, Revista Veintitrés, Día D, Crítica de la Argentina, en realidad sólo se diferencia por su generoso relieve abdominal.
“Yo vi a Lanata traicionar cada una de sus ideas. Dejar dos veces cientos de personas en la calle. Jurarse enemigo a muerte de Clarín, Perfil y La Nación y luego aliarse a ellos. No puedo creer que le den credibilidad a un hombre que es capaz de vender su alma al mismo Diablo” -Carla Castelo, periodista, hija de Adolfo Castelo-
No obstante la capacidad intelectual que se le pueda reconocer, hoy claudica ante su desmesurado afán de lucro y la ostentosa supremacía de su ego -más obeso que él- que siempre acecha detrás de su ensoberbecido histrionismo.
Lanata, ególatra comicastro, poco tiempo atrás exhibía su “lucidez” pidiendo a gritos el castigo y condena de los genocidas militares porque “sin justicia no habría paz.” Hoy que eso vaya si se está cumpliendo, está “harto de oír hablar de la dictadura” banalizando como si fuera una moda pasajera, lo que fue la más grande tragedia humana que vivimos. ¿Eso va con sus frustradas veleidades de historiador? Cuando la quiebra lo acorraló, tuvo una mutación mental y tentó suerte como actor cómico en el Teatro El Maipú, donde recaló su berretín de ser el nuevo Jorge Porcel . . . y así le fue, porque por más que quiso imitarlo, en lo único que se le pareció, fue en su aparatosidad ventral . . .
Hasta no hace mucho fue dueño del diario Crítica, y desde allí atacaba con saña a los amos de Papel Prensa -Clarín y La Nación- por el exiguo cupo de papel que le daban a precio oro. De allí se retiró dejando el diario fundido y los empleados en la calle. Ahora es amanuense precisamente de ese mismo Grupo. Además, consiguió que Mauricio Macri lo elogie y cree que eso es un mérito.
Hay una constante en todos los Lanatas posibles y es estar siempre en contra del gobierno nacional de turno.  Y ese “estar en contra” requiere estar en ningún lugar, que es precisamente donde se ha posicionado siempre para engordar más si cabe, su ego periodístico. Muchas veces se ha hablado en esta columna del denuncismo serial como una actitud permanente de denostar un sistema desde el perfeccionismo.  El objetivo de esta forma de hacer periodismo es sembrar cizaña y desconfianza hacia la política, y despertar la indignación del público, que vive cooptado por el relato que construye la corporación monopólica. Lanata nunca habla de política,  desde una posición sustentada por un plexo de ideas.  Ni lo ha hecho antes tampoco. Cuando en los noventa criticaba al infame riojano y sus cómplices, lo hacía desde la no-política, pues sus cuestionamientos no pasaban por la entrega desvergonzada y el saqueo del país y su patrimonio nacional, como efectivamente ocurrió, sino por la frivolidad, la farandulización de la política, sus lujos asiáticos, las fiestas orgiásticas, la libido del Poder, los negociados, el enriquecimiento ilícito. Ahí estaban dirigidos los dardos del “incisivo” Lanata. Hoy es necesario forzar mucho la ficción que construye para lograr algo así.  El tipo de periodismo característico de los noventa se repite en el que hace ahora con la diferencia de que el escenario es totalmente distinto. Y también su público es otro.  Quienes lo admiran hoy, en aquellos tiempos lo despreciaban por zurdo”. Ahora comprobamos que aquel “izquierdismo” era sólo una impostura. Este es el verdadero Lanata . . .
Lo cual no quiere decir que un periodista no deba señalar las cosas que funcionan mal, ni tampoco ignorar los actos de corrupción que pueda cometer un funcionario. El Gobierno Nacional no está solo en el país. Hay también gobiernos provinciales y municipales. Y es lógico pensar que si hay irregularidades en el nacional, también las habrá en otros Ejecutivos.  Si el objetivo de un periodista es apuntar a esas anomalías, es probable que haya material de sobra. Pero la intención es lo que hace ruido. Uno puede denunciar para corregir y también para destituir. Por eso llama la atención que en las emisiones de su programa y en todas sus manifestaciones -al igual que el Grupo Clarín- no hable ni una sola vez de Macri, cuya inoperancia y corrupción en la gestión de gobierno resulta ya vergonzosa.
Lanata no ha cambiado. El haría lo mismo gobierne quien gobierne a nivel nacional.  Su público será el crispado de turno dispuesto a sacudir las cacerolas en contra de los políticos.
Su odio irreprimible hacia Cristina y su política roza lo irracional. En cambio, como quedó demostrado, son pocos los enojados en estos tiempos de cambios trascendentes. Pero siempre contagia su enojo a los a los que menos deberían estarlo y por supuesto, a los distraídos.
Lo que excreta cada vez que abre la boca el “gordo” sobre los ingenuos que aún lo siguen, proviene de los chiqueros de las estancias aliadas al monopolio que le da espacio, si no, no despediría tanto mal olor . . .
Estos personajes -hay varios más de igual pelambre- se creen “Vacas sagradas”, con un ego en permanente estado de sobreestimación. Por eso, cuando se han cumplido las medidas que supieron exigir en su momento por su condición de “progres izquierdosos” y al quedarse sin argumentos, sufren la llamada “abstinencia del ego”, entonces, lo franelean para engordarlo y seguir en pantalla, se cruzan de vereda y ametrallan a los que osaron quitarles la razón de su discurso. Pero no cuentan con que el archivo es demoledor, los deschava y los desnuda hasta los tobillos. 
Son los que, en mi humilde opinión, se los podría calificar de “Violines” porque se sostienen con la izquierda y ejecutan con la derecha.
Los tiempos cambian y también las ideas, pero estos ejemplos por su trasfondo de grosero cinismo e hipocresía, rozan la miserabilidad. Son fascistas sin que se den cuenta que lo son.
Y uno que es afecto a poder discurrir con propiedad y comentar con moderada pretensión de acierto, trae a la memoria reflexiones como las de ese enorme escritor uruguayo Eduardo Galeano que tienen validez de aserto bíblico: “Cuando en el futuro algún estudioso de las ciencias sociales quiera dar un ejemplo sobre la dignidad humana en estos tiempos, no lo mencionará a Lanata precisamente, dibujará sí, qué duda cabe, ese triángulo blanco que representa el pañuelo de las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo”.-
                                                                                          DelsioEvarGamboa                                                                      
Laborde. Cba. Arg.

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